Maltrato, falta de control, abandono de hospitales, abandono en los planes de estudio, falta de médicos docentes responsables, sobrecarga horaria, castigos y horas extra, pésimos sueldos, son algunas de las posibles causas de un fenómeno que se viene sintiendo año a año más intenso, y es la renuncia de residentes médicos. Este fenómeno, tal vez más manifiesto en la provincias que en C.A.B.A., abarca tanto establecimientos públicos que dependen tanto del Estado provincial, como del Estado Nacional ó de la Jefatura de Gobierno de la C.A.B.A. en el caso de dicha jurisdicción. Sin embargo esto sucede también de manera muy alarmante en establecimientos de gestión privada (sanatorios, clínicas y hospitales de gestión privada) de los que uno se ruborizaría al saber que instituciones que se prejuzga serias y reconocidas mundialmente, tengan en tan malas condiciones a sus principales trabajadores y más vulnerables, los residentes.
El mayor «renunciazo» se vislumbra entre los residentes de primer y segundo año, es decir, los residentes más nuevos en el cargo y entre ambos, hay una abrumadora supremacía de los de primer año. La sumatoria de tantos factores negativos en la carrera de médico especialista por residencia, junto a los sueldos completamente absurdos para un ser humano que trabaja todos los días de la semana y del fin de semana, en muchos lugares alrededor de 14-16 horas corridas, sumándole las guardias de 24 horas sin descanso (que en prácticamente todas las jurisdicciones y ámbitos privados exceden la cantidad de guardias y de horas que dicta la ley), gestaron un combo letal para los jóvenes residentes. Muchos optaron por realizar concurrencias, otros abandonarán triste y probablemente la mendicina y otros se verán envueltos en trabajos médicos temporales.
Lo cierto es que es un hecho, está sucediendo y debería ser alarmante para las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación y de la Provincia, así como también para aquellos establecimientos privados. Pero… ¿por qué no ocurre un cambio? Tal vez la respuesta sean los miles (tal vez millones el día de mañana) de extranjeros que ocupan los cargos año tras año. Extranjeros casi exclusivamente de países como Bolivia, Perú y Colombia, que llegan a nuestro país y gozan de algo de lo que en su país no cuentan: un plan de residencia «remunerado». Es decir, realizan la especialización y cobran un sueldo. Terminan la residencia y con el título de especialista bajo el brazo, muchos de ellos regresan a sus países. Se llevan un título de posgrado de renombre y prestigio y dinero. ¿Qué ocurriría si estos extranjeros tratasen de realizar la residencia en sus países? Sencillo: deben pagar altísimas cuotas semestrales en dólares a lo largo de toda la residencia. Si un argentino quiere hacer una residencia en alguno de sus países, es más costoso aún por ser extranjero. En resumen: un extranjero toma en nuestro país un cargo de residente mal pago, con un plan de formación paupérrimo y prácticamente abandonado, hace las horas extra que al superior se le ocurra, trabaja los 7 días de la semana, tiene 15-16 guardias al mes y obviamente no se queja. Sin lugar a dudas, existe complicidad de los responsables del sistema de salud y residencias con esta situación. ¿Es tal vez una forma mimetizada de esclavitud en el siglo XXI? Lo cierto es que hay cada vez menos residentes argentinos en la Argentina.
Nótese que ni siquiera he planteado el asunto de la inseguridad en los Hospitals Públicos…
Sería bueno que esto se sepa y se transmita a la población, que es la que debería saber quiénes son los que velarán por su salud. Que se trate el tema y que se replantee qué es lo que queremos encontrarnos, si por desgracia del destino, caemos en una guardia de un hospital: ¿Un médico en condiciones de vida y formación humanas o un médico mal dormido, mal pagado, mal formado, malhumorado, y probablemente incapaz?
Fuente: http://observatoriodelasalud.blogspot.com.br